jueves, 30 de mayo de 2013

Donde dije digo, digo Diego I

Vamos a adentrarnos en profundidad el la complejidad del lenguaje político y sus repercusiones.
Empezaremos enumerando uno por uno los cambios de discurso que han ido siguiendo los políticos.

Primero dejar claro que en la sucesión de estos post no hay que centrarse en el color político sino en el mensaje y los tropos que se emplean para manipular la ideología de la sociedad ayudándose de su color político.

Empezaremos con un caso que movió como pocas veces a la sociedad española. Hablo de la participación de España en la guerra de Irak.











Los hechos:

El partido en ese momento en el gobierno (PP) defendía la intervención militar en el territorio de Irak, basándose en las supuestas armas de destrucción masiva

El gobierno de España en aquel momento se alió con Estados Unidos y Reino Unido para una operación conjunta en el país gobernado por Sadam Husein.

La participación de España en dicho conflicto se reducía al envío de buques de guerra a la zona, en una llamada "misión de paz", que consistía en dar apoyo humanitario con los buques hospital.

La intervención militar no tenía el visto bueno de la ONU, por lo que la opinión pública fue muy crítica y comenzaron las protestas.

La participación de España y Reino Unido en el conflicto "provocó" actos terroristas en Madrid (2004) y Londres (2005).

El gobierno de España atribuyó el atentado a la organización terrorista E.T.A. en un primer momento.







Análisis de los hechos:



Como expuse anteriormente el mensaje político que se defendía al comienzo del conflicto proponía la intervención militar como acción preventiva, el llamado discurso de concienciación, y aclaraba que la participación de los militares españoles sería pacífica y no entrarían en conflicto armado sino que irían en misión humanitaria.

La no aprobación de la legitimidad del conflicto por parte de la ONU hace que las sociedades de gran parte del mundo se levante en protestas y revueltas. Estamos claramente ante otro tipo de discurso político, el de la ONU, y éste es al parecer digno de legitimar una guerra y otra no... Podemos apreciar claramente la disparidad del discurso en este sentido. "La masa" expresa su descontento y disconformidad, cosa que aprovecha en ese momento el partido de la oposición y se posiciona frontalmente en contra del conflicto, haciéndose portavoz de la opinión de "la masa".

Tuvo lugar el 11 de marzo de 2004 el atentado terrorista en Madrid; el gobierno lo atribuyó el atentado a E.T.A. en los primeros momentos y utilizó RTVE para amplificar su teoría, tratando de desviar la atención del conflicto de Irak e intentando centrar el enfoque de "la masa" en el problema del terrorismo de E.T.A. que contribuyó a que el PP llegara al poder. Posteriormente Al Qaeda reivindicó el ataque, lo que provocó de nuevo revueltas contra la guerra. El atentado ocurrió muy cercano en el tiempo de las elecciones al gobierno de España.

En el transcurso de todos estos acontecimientos el partido de la oposición "prometía" traer de vuelta a los soldados de Irak. Nos encontramos con la promesa (que analizamos anteriormente) con la intención de llegar al poder donde analizaremos la validez de la promesa y el cariz que toman estas promesas.

Consecuencias del discurso:

Cuando los ciudadanos eligieron al nuevo gobierno lo hicieron porque estaban en contra de "la guerra". No de de la guerra de Irak sino de la guerra como acto violento, como bien reflejaban las pancartas y lemas que se usaron en las manifestaciones.

El partido de la oposición (PSOE) ganó las elecciones y cumplió su promesa de traer de vuelta a los militares, haciendo gala de esa ideología antibélica.
Pero como es usual, en el mundo que estamos analizando, poco después apreciamos un cambio direccional en su discurso político. Un cambio en el sentido opuesto, pues pasa de replegar las tropas de Irak a enviarlas a combatir a Afganistan, conflicto que sí tenía el apoyo de la ONU (esa entidad legitimadora de la violencia), con lo que podríamos decir que el partido cumplió su promesa de traer de vuelta a las tropas pero con el contrapunto de que ellos no estaban en contra de "la guerra", estaban en contra de "esa guerra" en cuestión.





El antibelicismo se obvió en la ideología del partido progresista y del "no a la guerra" pasó al "sí a la guerra" si ésta tiene el visto bueno de la ONU.

Tenemos aquí la primera y más flagrante incoherencia que recuerdo en un discurso político.

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