Analizaré
superficialmente esta cuestión, que supone otro de los pilares del
discurso político.
Como
vimos anteriormente el léxico politico es capaz de trascender de su
entorno y consigue salir de los parlamentos, ayudado por los medios
de comunicación, e implantarse en el léxico común de la población.
Nos encontramos así con construcciones propias de mensajes políticos
empleadas en ámbitos como la educación, un buen ejemplo de ello es
que hemos desarrollado una conciencia política desde diversos
sectores como el mencionado de la educación, donde se realizan
elecciones para claustros, delegados... tomando palabras como
votaciones, recuento de votos y demás.
Consideramos
que el lenguaje político se ha desarrollado en base a un punto de
vista semántico-pragmático y que dicho discurso es principalmente
práctico, con lo que no se utiliza el mismo lenguaje en un mitin
electoral que en una jornada parlamentaria.
Se
dan por tanto nuevas formaciones léxicas. las voces que crean los
políticos muestran qué procedimientos de formación están vivos
para el hablante común y a la vez favorecen otras creaciones que
aumentan tanto la disponibilidad del procedimiento como su
productividad.
El
léxico político muestra desde esta primera distinción aspectos muy
interesantes, ya que si en alguna parcela lingüística
están estrechamente vinculados la necesidad de designar y el
deseo del hablante de impresionar al receptor es en ésta.
El
habla de los políticos cumple o incumple las funciones
referencial, expresiva, conativa, fótica, metalingüística y
retórica del lenguaje.
Se
crean nuevas realidades, y éstas son designadas desde un punto de
vista político o ideológico. Por ejemplo cuando un ministro
presenta una ley polémica y hay reacciones se desarrollan nuevas
palabras que suelen crearse a raiz del nombre de dicho ministro, por
ejemplo la ley sinde en referencia a la ministra de cultura Ángeles
Gonzalez-Sinde.
Todos estamos acostumbrados a escuchar este tipo de construcciones y no nos resulta extraño oir "los rojos", los "antiwert" o los "chavistas" pues el lenguaje político usa los mismos mecanismos que la lengua común para crear esas nuevas realidades léxicas.
Todos estamos acostumbrados a escuchar este tipo de construcciones y no nos resulta extraño oir "los rojos", los "antiwert" o los "chavistas" pues el lenguaje político usa los mismos mecanismos que la lengua común para crear esas nuevas realidades léxicas.